Finales de junio y ya te ha vuelto a pillar el toro. Te propusiste meses atrás conseguir un cuerpo mínimamente decente y no espantar a los niños de la piscina un año más, pero entre unas cosas y otras el tiempo se te ha vuelto a echar encima. Te ha pillado el toro. Tranquilo porque no está todo perdido. Con un poco de suerte tus vacaciones serán en agosto y tenemos algo más de un mes para trabajar y esculpir tu cuerpo (si es que puede llamarse así). Hay poco tiempo y no podemos hacer milagros, por lo que debemos centrarnos en los aspectos más básicos y generales. Ya tendremos tiempo de ‘pulir’. Prepárate porque comienza tu ‘Operación Bermuda’!
A SUDAR Y QUEMAR GRASAS
Si eres un experto en la materia seguramente habrás dejado de leer hace un rato. Si has llegado hasta aquí es que necesitas orientación y la necesitas ya. Se dicen muchas cosas sobre las técnicas más efectivas para bajar peso o quemar grasas de forma rápida, pero como damos por hecho que el nivel es discreto te voy a recomendar algo que nunca falla: ejercicio cardiovascular.
Suena complejo pero es algo tan simple como moverte y sudar. Engrasa tu vieja bici y sal a hacer kilómetros. Cómprate unas zapatillas y a quemar suela. Cualquier actividad que te haga sudar es bienvenida. Si tienes acceso al gimnasio también es perfectamente válida la máquina de remo o la bicicleta elíptica, así evitaras el contacto con el ardiente asfalto y morir achicharrado. Si no te queda más remedio que salir a la calle, hazlo siempre a primera o ultima hora del día (cuando la temperatura sea más suave) y no olvides hidratarte continuamente.
La idea es entrenar 3 o 4 veces por semana, aproximadamente durante unos 45 minutos como mínimo, ya que es a partir de la media hora cuando el cuerpo agota las reservas y empieza a consumir recursos grasos de larga duración (el flotador). Mantén una intensidad de un 60-70% cuando los realices. Poco a poco tus reservas de grasa acumuladas por el cuerpo irán dejando paso a una masa muscular más firme.
ALIMENTACIÓN SANA, EL OTRO 50%
Olvida todo lo que sabes y métete esto en la cabeza: si quieres resultados es tan importante el ejercicio como la alimentación. De nada sirve matarte a correr o pasarte horas en el gimnasio si luego te pegas un homenaje digno del mismísimo Obelix. El aporte de nutrientes, la cantidad correcta de proteínas y sobre todo una dieta baja en grasas harán que des pasos de gigante en tu objetivo.
Así que lo primero es sacar de tu nevera todos los alimentos que no te aporten nada interesante y por supuesto no volver a comprarlos más (con la cerveza podríamos llegar a hacer una excepción). Los fritos quedan totalmente desterrados. Prohibido abusar de alimentos precocinados o elaborados. Cuando vayas al supermercado ten siempre presente que un alimento es más sano si esta refrigerado que uno que no lo está (el frío compensa la falta de conservantes y demás añadidos para su mantenimiento). La fruta, verdura, carne, pescado, legumbres y lácteos bajos en grasas serán tus mejores aliados. No olvides tomar alimentos ricos en fibra ya que aunque su aporte calórico es alto, la fibra consigue una sensación de saciedad mucho mayor y te hará reponerte antes del esfuerzo en el ejercicio. La bollería industrial paso a mejor vida…
Para reponerte y no perder tú masa muscular también te hará falta una buena cantidad de proteínas. Alimentos como el huevo, atún, bacalao, pollo, frutos secos o lácteos deben tener una presencia muy notoria en tus platos. Algunos de ellos además son bajos en grasas como es el caso del pollo (tu nuevo mejor amigo).
Solo reduciendo la ingesta de calorías en 500 kcal diarias conseguiremos una reducción de peso (grasa básicamente) de aproximadamente 2 kg en 1 mes. Sumado al gasto de calorías de la parte cardiovascular nos hará que lleguemos fácilmente a los 4 kg de perdida en este periodo.
4 kilos menos, un organismo mejor alimentado y una musculatura más activa y fuerte. Las camisas te sentaran como un guante. La chaqueta del traje volverá a abrocharte. ¿Quién ha dicho que ya no llegabas a la ‘Operación Bermuda’?