Categoría: Básicos

Los calcetines son una prenda bastante curiosa: les prestamos muy poca atención y, en cambio, son determinantes tanto para nuestro confort como para nuestro estilo. Por un lado, protegen nuestros pies y absorben la transpiración a la vez que impiden que los zapatos se deslicen y nos hagan rozaduras. Por el otro, pueden pasar totalmente desapercibidos en nuestro outfit o, en cambio, desviar la atención de forma absolutamente intencionada.

En esta nueva entrada del Blog del Bigotero vamos a darle un repaso a este complemento que a menudo pasa desapercibido para que sepas elegir tus calcetines según tus necesidades.

¿Cómo elegir calcetines? Consejos básicos

Los calcetines deben ser iguales entre sí

Parece un consejo muy obvio, pero si no guardamos bien emparejados nuestros calcetines, en ocasiones es difícil distinguirlos cuando son del mismo color -especialmente si son negros-. ¿Te imaginas que te tienes que quitar los zapatos? No parece una situación frecuente hasta que, de repente, en el arco de seguridad del aeropuerto te lo exigen en el control.

El largo de los calcetines: ¿enseñar tobillo?

A pesar de que las nuevas tendencias apuntan en la dirección opuesta, tradicionalmente los caballeros no debían mostrar sus piernas -atención especial merece el momento en el que las cruzamos-. Sin duda, evitarlo suponen utilizar calcetines más largos. En cualquier caso, aquí el punto intermedio es el menos interesante: si no vas a lucir tu tobillo, apuesta por unos calcetines que te cubran bien.

Adapta tus calcetines a tu outfit

Cuando escojas un estilo formal, los calcetines deben ir en consonancia. En este caso, la apuesta segura suele ser el negro, pero, además la calidad debe encajar con el resto del atuendo. Por el contrario, los calcetines deportivos, deberán lucirse en contextos de ocio. Sencillo, ¿verdad?

Los calcetines, mejor de algodón

Hay calcetines de lana, de seda, de fibra,… pero, frecuentemente, la mejor elección en lo que a tejido se refiere es el algodón. Este material es duradero y evita que este complemento se deforme y, por tanto, se ajustará al pie correctamente. Además, también nos proporciona otras ventajas como, por ejemplo, el lavado.

¿Cómo combinar los calcetines de hombre?

En lo que a calcetines se refiere, la paleta de colores y su variedad de estilos y diseños es una de las más completas de todo el vestuario masculino. Sin embargo, al abrir el cajón de los calcetines, a menudo la tendencia general hace que el negro sea el color predominante, pero ¿cómo podemos salir de ese básico?

Hay situaciones en las que no podremos como, por ejemplo, si nuestro outfit es muy formal y no queremos que la atención se desvíe en esa dirección. Sin embargo, hay muchas otras circunstancias en las que sí que podemos hacerlo. Si tienes un estilo personal definido, ¿por qué no aplicarlo también a tus calcetines? Hay una amplia gama de estampados e, incluso, colores vivos capaces de marcar la diferencia.

Dale color a tus calcetines

Si quieres dar un toque de color a un outfit sencillo, unos calcetines originales pueden ser una buena opción. Por ejemplo, si llevas unos jeans y una camiseta lisa, este complemento puede ser tu as en la manga.

También tienes la opción de combinar unos calcetines de colores con alguna de las prendas que llevas como, por ejemplo, la corbata o un jersey de pico. Este detalle no pasará desapercibido y transmitirá la imagen de alguien que cree que los pequeños detalles importan mucho. De hecho, una apuesta poco arriesgada consiste en combinar tus calcetines con la corbata y los zapatos, ¿lo has probado? Sin duda, le dará un toque personal a tu atuendo.

Estampados, ¿clásicos o modernos?

Las clásicas rayas finas son una forma de empezar a jugar con los estampados de los calcetines. Desde ahí, resulta muy sencillo pasar a los calcetines con franjas de colores e, incluso, a los rombos. Puedes empezar con tonos oscuros o neutros hasta que vayas sintiéndote más cómodo y, de ahí, quizás saltar a los lunares y, poco a poco, lanzarte a los microestampados con motivos más figurativos.

 En cualquier caso, no todos los estampados quedan bien en cualquier situación. Cuanto más formal sea el outfit, más arriesgado será utilizar estampados. Además, como decíamos, en todos los contextos, los calcetines deben combinar con el resto de tu atuendo en estilo, calidad y, como no, color.

Ante la duda, haz que tus calcetines combinen con tus pantalones

Si sigues este consejo nunca te equivocarás. Además, es fácil de aplicar y de recordar. También es cierto que no siempre es fácil de cumplir y que hay muchas otras opciones, pero esta es una apuesta segura. En nuestra tienda online puedes aprovechar nuestra promoción de 3 pares de calcetines por 9.99€ ¡No la dejes escapar!

Si recorriéramos uno a uno los armarios de todos los hombres, serían muy pocos aquellos en los que no encontraríamos unos chinos. Estos pantalones llevan décadas siendo imprescindibles y, no es de extrañar, ya que son cómodos, funcionales y elegantes. Su versatilidad, además, les ha convertido en atemporales y no entienden ni modas ni de estaciones.

Es probable que los chinos te hayan acompañado en tu maleta estas vacaciones y, seguramente, también estarán contigo estos días de vuelta a la rutina. Esta prenda es para muchos la alternativa a los jeans, pero con un toque semiformal capaz de adaptarse a casi cualquier situación y estilo.

En este nuevo artículo del Blog del Bigotero vamos a conocer un poco más estos pantalones que, además de una historia curiosa, gozan de un hueco privilegiado en el vestuario masculino.

El curioso origen de los chinos para hombre

El color y el estilo de esta prenda hace que no sea difícil intuir que su origen está muy relacionado con contextos militares. Lo que sí es curioso es por qué les llamamos así, «chinos».  Según parece, se empezaron a utilizar como uniforme en la guerra hispano-estadounidense de 1898 y se fabricaban en China. A partir de aquí, resulta obvia la simplificación.

Sin embargo, en otros países son conocidos como «khakis», una palabra que tiene su origen en la India que quiere decir polvo o tierra y con la que parece que también se conocía un tipo de tejido utilizado en el subcontinente asiático a finales del s.XIX. En ese caso, fueron los soldados británicos allí desplazados quienes incluyeron unos pantalones con esas características en su guardarropa. Por otro lado, aquí también resulta obvio cualquier es el origen del nombre del color caqui, el básico en los chinos.

El salto a la calles

Después de décadas confinados a contextos castrenses, Hollywood y su influencia en los años 40 y 50 se encarga de hacerlos populares y saltan a la calle y se ganan el lugar que ocupan desde entonces hasta la actualidad.

En Estados Unidos, muchos colegios y universidades los adoptan como parte del uniforme de sus alumnos, combinados con blazers color azul marino. No ocurre así en España, pero a través del cine, en este lado del Atlántico se consigue normalizar su uso y, además, sin recuerdos estudiantiles.

¿Cómo elegir los chinos que mejor te sientan?

Los chinos son pantalones que, aunque son clásicos y semiformales, deben resultar cómodos. Cuando te pruebes unos, escoge aquellos que no te queden ni demasiado apretados ni, tampoco, demasiado holgados. Lo ideal es que no hagan pliegues en la zona frontal y, para ello, lo más sencillo es escoger los chinos con la parte delantera sin pinzas.

En cuanto a la longitud de los chinos, quizás podríamos decir que son más cortos que en pantalones formales. En este caso, lo ideal es que no se apoyen demasiado en los zapatos, sino que queden ligeramente por debajo del tobillo. También se puede hacer un dobladillo en el bajo y sentarán genial.

En cuanto el color, ya hemos hablado del caqui, el clásico, pero, a día de hoy, hay un amplio abanico. Un chino azul marino es también una de esas prendas atemporales y versátiles que se convierte en un comodín para cualquier outfit. Los tonos verdosos o grisáceos son menos habituales y más originales, sin salirse de un estilo clásico y ponible.

 ¿Cómo llevar los chinos?

Como hemos visto, los chinos han ido a la guerra en diferentes contiendas y esto ya nos da una idea de que son capaces de adaptarse a cualquier situación. Ya sea de día o de noche, laborable o festivo, estos pantalones encajarán casi con cualquier contexto casual o semiformal.

En las situaciones más distendidas, se pueden combinar con unas zapatillas deportivas o mocasines e, incluso, prescindir de los calcetines y lucir tobillo. En estos casos, con un polo o camiseta quedarán genial.

Para ir a la oficina, el que veíamos como el look americano universitario está considerado un clásico. Una camisa blanca y un blazer azul marino con unos chinos, especialmente durante el entretiempo, es un atuendo correcto y semiformal, además de elegante y cómodo. Eso sí, hay que tener en cuenta que cuanto más formal sea la chaqueta, más demandará el mismo estilo para los pantalones y quizás no sea la mejor compañera para estos pantalones.

Para las noches y otros momentos más de ocio, los chinos lo aceptan casi todo. Desde algunos estampados a cazadoras de cuero. Los límites los pones tú.

El comodín para el entretiempo

Otra de las ventajas de los chinos -que quizás también tiene su origen en su carácter militar- es su durabilidad y su resistencia, así que seguro que tienes unos chinos colgados de tu armario. En las próximas semanas, con los cambios de estación y de tiempo, seguro que esos pantalones se convertirán en tu mejor aliado.

Si hay una prenda estrella que no puede faltar en el guardarropa de cualquier hombre, ésa es una camisa blanca. Este básico clásico es una prenda indispensable en el fondo de armario y se ha ganado este privilegiado lugar por su versatilidad y su elegancia.

En esta entrada vamos a ver cómo una camisa blanca puede ser muy distinta de otra y qué debemos tener en cuenta para elegir una.

El origen de un básico

Hace algún tiempo, en este Blog del Bigotero ya os hablamos del origen de las camisas blancas, que, básicamente, tuvieron como predecesor a aquellos camisones románticos que se usaban para dormir. El frío de los países del norte de Europa, llevó a muchos de aquellos caballeros a vestirlos fuera de sus alcobas debajo de su ropa, lo que, en una evolución natural, fue acortándolos y ajustándolos hasta convertirlos en una prenda mucho más cómoda que llevaban debajo de sus ropa.

Estos inicios, relegaron a la camisa a una posición secundaria y, de hecho, al contrario que ocurre ahora, no estaba bien visto que los señores se dejases ver llevando solo la camisa. En el fondo, era su ropa interior.

Ya en el siglo XX, la camisa va poco a poco saliendo de ese segundo plano y llega a convertirse en un símbolo de la aristocracia. En plena revolución industrial, para la clase obrera resultaba difícil mantener la blancura impoluta de las camisas y esto distinguía a los acomodados del resto.

El salto definitivo de las camisas a la primera línea del fondo armario sucede en los años 20, cuando se impone entre las mujeres el estilo garçon  y consolidan aún más si cabe su uso. A partir de este momento ya no ha habido marcha atrás ni para hombres ni para mujeres y todos tenemos una de estas prendas colgadas y listas para usar.

La versatilidad por bandera

Lo que ha impuesto el uso de las camisas blancas es, sin duda, su capacidad de adaptarse a cualquier medio y situación. En verano, por ejemplo, basta con subir las mangas y abrir algunos de los botones para estar perfecto en cualquier contexto. Cuando llega el frío invierno, aunque no sea suficiente, siempre encontrará el hueco debajo de un jersey de pico o una chaqueta.

El color blanco es el más neutro de todos y combina a la perfección con el resto de la paleta. Además, siempre favorece, porque transmite claridad, calma y positividad. Esto hace que sea el comodín ante cualquier situación o evento: ya sea con jeans, pantalones de vestir o, incluso, bermudas.

A tener en cuenta

Si tenemos en cuenta las posibilidades que nos da una camisa blanca, a las hora de comprarla, deberíamos apostar y elegir la mejor posible. Sin duda, será una inversión rentable y, además, la calidad se nota tanto en los acabados como en el propio cuerpo de la prenda. Merece la pena elegir la que mejor nos sienta, ¿verdad?

Por otro lado, ese blanco que tan bien nos queda, corre también cierto peligro constante. Cualquier roce puede deslucirlo y mancharlo, así que habrá que tener cierto cuidado y, si es posible, tener un plan b a mano para dar esa imagen elegante e impoluta que se pretende.

En cualquier caso y, aunque como hemos visto que una camisa blanca es un verdadero comodín, abusar de su uso también denota cierta falta de creatividad. Es un recurso fácil, pero no debemos dejarnos deslumbrar por sus ventajas permanentemente.

Las opciones de una camisa blanca

Una camisa de hombre blanca es, aparentemente, una prenda sencilla. Pero, como ocurre para casi todo, es en los detalles donde se marca la diferencia:

• Abotonadura: los ojales y los botones pueden transformar una camisa blanca y darle pequeños toques de color que le restarán seriedad a una camisa blanca. Si, por el contrario, la abotanadura está oculta, la prenda será la que mejor se adapte a fracs y esmóquines.
• Bolsillos: la pechera puede ser simple y lisa, pero también puede tener bolsillos o fruncidos que la diferencien del resto. En el caso de los bolsillos, le suelen restar seriedad, lo cual es perfecto para contextos semiformales y casual.
• Material: el algodón es el tejido por excelencia para una camisa blanca y el egipcio el más valorado y apreciado. Conviene huir de los sintéticos que dificultarán la sudoración y, al final, acabarán manchando nuestra inmaculada imagen. El lino es ideal para el verano, aunque no suele llegar a la absoluta blancura.
• Corte: como siempre, lo ideal es que estemos cómodos y que saquemos partido a nuestra imagen. En este sentido, hay que tener en cuenta que la sisa -que es la parte debajo de la axila- esté en el lugar correcto y esto lo sabremos por la movilidad que nos permite. Si elegimos el ajuste ideal, podremos lucir nuestra camisa blanca tanto sola como debajo de un jersey.

No te conformes con una

Como hemos visto, además de haber múltiples opciones en una prenda aparentemente tan básica, una camisa blanca es capaz de adaptarse a nuestro día a día. ¿Por qué optar sólo por una? Aprovecha todo su potencial y crea una pequeña colección que te permita estar perfecto en cualquier contexto.

A medio camino entre una camisa y una t-shirt, encontramos una parada perfecta que cuenta con seguidores de todos los estilos y que lleva siglos sin pasar de moda: el polo.

Desde que saliera de los campos del deporte que le da nombre en la India y se popularizase en las canchas de tenis, el polo se ha mantenido impertérrito. Un básico clásico que se adapta a los tiempos y que es cómodo y ponible mucho más allá de contextos deportivos. De hecho, a medida que se acerca el verano, el polo gana popularidad en muchas oficinas y se percibe como una prenda correcta para entornos laborales.

En muchos casos, el polo adquiere una personalidad u otra en base al pantalón escogido. Aunque es una prenda perfectamente combinable con bermudas o con chinos, con bañador o con vaquero, su adaptabilidad es tal que merece la pena tener una buena colección.

En la entrada de esta semana nos fijaremos en cómo llevar esta prenda y sacarle el máximo partido.

¿Cómo llevar un polo? ¿Por dentro o por fuera?

Llevar un polo por dentro o por fuera del pantalón es una decisión que no sólo tiene que ver con nuestro propio estilo, sino también con el contexto y con la talla de la prenda.

A nivel práctico, conviene tener en cuenta el largo de la prenda, porque si no es lo suficientemente larga, es probable que al sentarnos o levantarnos se escape del pantalón. Si decidimos llevarla por dentro, un cinturón quedará perfecto y el resultado será un look más formal.

También es cierto que si seleccionamos un polo tipo slim fit, quizás llevarlo por fuera sea la mejor opción.

¿Anchos o smart?

El polo es una prenda tan versátil que encontramos una amplia gama de modelos que se pueden ajustar a tu estilo y a tu silueta. En este sentido, a la hora de elegir, lo mejor es que te mires al espejo y te sientas cómodo con lo que ves.

Hay modelos ajustados que pueden ser un acierto total a la hora de combinarlos con pantalones tipo chino, por ejemplo.

¿Abrochado o desabrochado?

Los polos suelen tener dos o tres botones como norma general. Hasta las últimas temporadas, lo más habitual ha sido que no se lleven los tres abrochados, sino uno o dos de ellos. Sin embargo, recientemente hemos visto cómo en los estilos más ajustados sienta genial abotonarse completamente.

En este sentido, debido a la influencia futbolística, también hemos visto cómo en Italia muchos hombres optaban por subirse el cuello. En España, esta moda no llegó a convertirse en una verdadera tendencia y creemos que ya no vive sus momento más dorado.

¿Polo liso o estampado?

Los polos con estampados mini han irrumpido con fuerza y son la sensación de este verano. Además, la tendencia es que sean motivos divertidos, como nuestro bigote, palmeras o flamencos. ¿No te encantan? Estos modelos están pensados para lucirse y dejarse ver.

En el lado opuesto, están los modelos lisos. Clásicos básicos en los que lo importante será elegir el color. Si tu piel es clara, te sentará genial el gris, beige o azul marino. Si tu tono es más oscuro, el azul o el blanco será un excelente elección. En el caso de que ya hayas comenzado a tomar el sol o que el contexto sea más veraniego, los tonos pasteles serán una apuesta luminosa que te favorecerá.

Entre el liso y el estampado, encontramos una amplia variedad de franjas y rayas. Esta opción es fantástica, pero también es cierto que, a la hora de ponerse uno de estos modelos, habrá que tener muy en cuenta el resto de elementos del outfit y optar por una buena sintonía.

¿Qué ponerse encima del polo? Combinar un polo con chaqueta

El polo es una prenda ideal durante el entretiempo y, quizás por eso, es habitual la duda de si combina con otras prendas. En este sentido, una opción sencilla es llevar una camiseta blanca lisa debajo, dejando que el cuello asome por la abotonadura.

En el caso de que esto no fuera suficiente, una cazadora tipo bomber de entretiempo es una apuesta ganadora y sin riesgos para un look absolutamente informal.

En los últimos tiempos, americanas y blazers han sido también un complemento ideal para los polos. En este sentido, la opción segura es elegir colores liso y neutros para un acabado coqueto. En cualquier caso, no hay que olvidar que el polo es una prenda de origen deportivo y, que aunque la combinación te quedará genial, mejor no escogerla para contextos muy formales.

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