El otoño es sinónimo de lluvias. Independientemente de que vivas en el norte o en el sur, tarde o temprano el cielo acabara descargando agua sobre ti. Es en estos primeros días de otoño cuando debemos cambiar el chip y pensar en las nuevas circunstancias y los cuidados que necesita nuestro vestuario, especialmente el calzado.
Los zapatos tienen la particularidad de ir siempre tocando el suelo. Esto le hace especialmente vulnerable en días de lluvia. Además, el calzado en general, y los zapatos en particular, suelen estar hechos de materiales que sufren con el agua, como son ante o cuero. Y también debes prestarles especial atención por la sencilla razón de que un traje no luce igual con un zapato sucio y descuidado.
Desde el momento en que compras un nuevo par es muy recomendable invertir en su protección. Existen multitud de productos en ceras o spray que previenen las manchas e incluso convierten tejidos como el ante en impermeables. Con esto conseguirás prevenir las manchas y salpicaduras, alargando la vida de tu calzado.
También conviene hacerse desde el principio con un kit de limpieza básico. El calzado se limpia, no se lava (salvo en casos muy puntuales y siempre lejos de la lavadora). En el caso de los zapatos, conviene realizar frecuentemente una limpieza superficial con productos especiales (nunca con agua). De esta forma mantendrán un aspecto limpio y brillante y estarán protegidos frente al uso y desgaste.
Es importante no realizar limpiezas muy profundas de forma muy habitual. Aunque parezca algo desagradable, la suciedad ayuda a proteger, mantener conservar nuestro zapato, especialmente en costuras y juntas.
Si nuestro calzado está fabricado en ante o gamuza, la forma en que lo limpiaremos es diferente. En este caso será suficiente con quitarle el polvo, siempre y cuando hayamos protegido desde un principio nuestro par con algún spray que evitara que se manche o se empape por la lluvia.
Pese a todo, si no hemos podido evitar que nuestros zapatos se mojen, existen algunos trucos que debemos poner en práctica para no estropearlos. Lo primero que debemos hacer es secarlos, y para ello nada mejor que introducir unas bolas de papel dentro de cada par. Estas bolas absorberán la humedad a la vez que mantendrán la forma evitando que encoja. Que no se te pase por la cabeza usar el secador o pagaras las consecuencias. Estás avisado.
Las bolas de papel también deben usarse de forma habitual. La presión que ejercen desde dentro ayuda a que el calzado no se deforme y a la vez absorben el posible sudor y humedad de una larga jornada de uso.
Para conservar el calzado y alargar su vida en buenas condiciones, conviene no usarlo en días consecutivos. Hay que dejarlos descansar, ventilar y recuperarse (como si fuera un deportista). También es importante usar calzado de nuestra talla, ni más grande ni más pequeño. Así evitaremos molestias y deformaciones al ponérnoslo si este nos queda pequeño. Recuerda también que el calzador no se inventó para estar guardado en un cajón sino para usarse.
Con estos sencillos consejos alargaras la vida de tu calzado, lo conservaras en mejores condiciones y les darás a tus pobres pies un lugar mejor donde vivir. Ellos se lo merecen, y tu también.

			
			
			
CHAQUETA DE PIEL. Un clásico atemporal. No importa el color o el estilo. Una chaqueta de cuero nunca pasa de moda. Ademas son perfectas para vestir por la noche especialmente en color negro. Y si eres de los que sueles ir en moto, necesitas una ya!
			
POLO. Como ya os he comentado, el polo es a la vez elegante y deportivo. Todo depende de con que prendas lo combinemos. Ademas nunca pasa de moda y es perfecto para casi cualquier ocasión. Podrás aprender mucho más sobre el polo en este otro 
			
También tiene muchos efectos de tipo psicológico. El ejercicio mejora notablemente nuestra autoestima. Esto se debe a los cambios que seguro empezara a sufrir nuestro cuerpo como consecuencia del ejercicio. Nos veremos mejor y eso nos hará sentirnos bien. También es una terapia imprescindible a la hora de reducir el estrés y liberar tensiones. Esto se debe al esfuerzo requerido y a las sustancias que se liberan cuando realizamos alguna actividad física. Por todo esto, no cabe otra consecuencia que una mejora considerable de nuestro estado de humor.
			
Si eres de los que usan productos de fijación para el pelo también deberás asegurarte de que eliminas por completo estos. El motivo es que este tipo de productos para el pelo reaccionan al mezclarse con cloro o agua salada, convirtiéndose en muy dañinos para nuestro pelo.
			
La otra mitad de la playa es el agua. Y no un agua cualquiera. El agua del mar no es como la que sale por el grifo de tu casa. Rica en sales minerales, favorece la circulación sanguínea y aumenta la irrigación, lo que ayuda en la tonificación de nuestros músculos y piel. La baja temperatura del mar tiene un efecto antiinflamatorio en nuestro organismo consiguiendo así una sensación de bienestar general. Con un buen baño después de haber tomado el sol conseguiremos el efecto contraste calor-frío que tan importante es en la prevención de varices o celulitis.
			
			
Con la pasta como base, es hora de añadir los ingredientes. Estos no deben ser más que tres o cuatro, ya que sino convertiremos nuestra ensalada en una mezcla de sabores difícil de comer. Este tipo de ensaladas admiten casi cualquier cosa, aunque hay que tener un poco de tacto a la hora de combinar los ingredientes. Estos pueden ir desde pescado en conserva o a la plancha, carnes cocinadas, embutidos, ahumados, huevo cocido, verduras crudas o cocinadas, quesos… Posibilidades casi infinitas.
			
Ya conoces algunas ventajas pero quizá una de las más importantes sea la gran cantidad de estrés que podemos liberar con este tipo de entrenamiento. Entrenar en espacios abiertos, especialmente en entornos naturales, hace que nuestra mente se despeje mucho más que si lo hiciésemos entre cuatro paredes. Imagínate pedaleando por un tranquilo camino después de una intensa y dura jornada laboral. A esto me refiero con ‘liberar tu mente’.