A menudo, cuando pregunto a alguien sobre la función del cinturón me encuentro con la misma respuesta: sirve para que no se caigan los pantalones. Bien, puede que originalmente sí, pero en pleno siglo XXI hay muchas cosas que tienen una función práctica y otra estética. Este es el caso del cinturón, un fijo en todos los armarios pero el gran olvidado en nuestras cinturas.
Puede parecer excesivo, pero hasta el mejor de los looks puede echarse a perder por el mal uso o combinación de los complementos. De igual manera, Un estilismo poco acertado puede transformarse en algo más que aceptable si sabemos cómo combinar los complementos. Por tanto, combinar el cinturón adecuadamente es algo a lo que debemos prestar especial atención.
Las reglas del cinturón son muy sencillas y podrían resumirse en una sola: el cinturón debe ser del mismo tono que los zapatos como norma general. Bien, si aplicas esta máxima en el 100% de los casos seguro que no te equivocas, pero como sé que tú siempre vas un paso más allá, voy a explicarte otra serie de reglas que harán que marques la diferencia.
Por ejemplo, y poniendo en relación a los complementos, es un detalle si la hebilla del cinturón combina con nuestro reloj. Esta norma es recomendable especialmente en ocasiones muy formales, aunque lógicamente no es imprescindible.
El tamaño del cinturón también es bastante importante. Como norma general, un cinturón será más informal cuanto más ancho sea. De esta forma, reservaremos los cinturones estrechos para las ocasiones más formales y dejaremos los más anchos para un uso más informal. Lógicamente, existen excepciones, como en el caso de los pantalones de corte chino que combinan perfectamente con cinturones estrechos en piel o trenzados. En este caso, el cinturón casa en formalidad con el chino, siendo en el resto de prendas donde le damos otro aire, como por ejemplo, camiseta de manga corta y deportivas.
La longitud del cinturón también es algo a tener en cuenta. Aunque este tenga agujeros de sobra no significa que debas o puedas usarlos todos. Un cinturón debe ceñirse correctamente e tu cintura en los agujeros más centrados. De esta forma, la longitud de la lengua que sobresale después de la hebilla será la adecuada y no quedara ni muy corta ni muy larga.
Una vez llegados a este punto, conviene hacer unos matices sobre la ocasión en la que nos encontremos y el cinturón que deberíamos o no llevar.
En ocasiones muy informales podemos usar prácticamente el cinturón que queramos, siempre y cuando este no sea de traje. En este caso, el cinturón no deberá de casar necesariamente con el calzado, ya que podemos usar zapatos, zapatillas o botas indistintamente.
En ocasiones de cierta formalidad, por ejemplo para ir a trabajar, si que debemos intentar que cinturón y calzado sean del mismo tono. Aquí todavía tenemos libertad de colores y texturas pero algo más reducidas que en un ambiente informal. Por supuesto, también debes evitar usar un cinturón de traje.
Por último están las situaciones especialmente formales. Lo habitual es acudir a este tipo de eventos en traje y es aquí donde debes usar un cinturón específico para traje. En el resto de situaciones no podías pero en este caso tienes la obligación de hacerlo. Dónde si se permite una variación es en el color. Reservaremos los cinturones en piel marrón únicamente para trajes azul marino, mientras que el color negro podemos usarlo para cualquier color. Aquí si que prevalece la máxima y es estrictamente necesario que el cinturón y los zapatos coincidan en color. ¡Imprescindible!