Los países nórdicos nos llevan una ligera ventaja en muchos sentidos. Famosos por entender la vida desde la postura de la sencillez y la practicidad ha sido como han cultivado a lo largo de cientos de años la tradición de la sauna. Una tradición que poco a poco va haciéndose hueco en nuestro país a ya que tiene numerosos beneficios para nuestro cuerpo. Los chicos del norte no son nada tontos.
España es un país de altas temperaturas y todos ya hemos tenido una aproximación a las sensaciones que provoca la sauna cuando nos metemos en el coche aparcado al sol en pleno agosto. En eso consiste básicamente la sauna, en un pequeño espacio con una temperatura elevada y una determinada humedad. Esta temperatura se consigue artificialmente y tradicionalmente por medio de carbón.
Los países del norte de Europa disfrutan (como pueden) de un clima muy diferente al nuestro. Sus temperaturas medias son bajas todo el año y especialmente extremas en invierno. La combinación y contraste de temperaturas es lo que han sabido aprovechar con maestría al combinar el calor de la sauna con el frío de un baño helado en algún lago próximo a esta. Todo un desafío para el cuerpo.
Y es precisamente en ese contraste de temperaturas donde se originan gran parte de los beneficios. Los baños de “contrastes” favorecen la hidratación natural de nuestra piel y además provocan un aumento de adrenalina y mejora considerable de la circulación. Podemos conseguir un efecto similar en nuestro día a día si variamos la temperatura del agua de la ducha, siempre de más caliente a más fría, acabando siempre esta con la temperatura más baja posible.
Pero los beneficios de la sauna no se quedan ahí. Para la comunidad nórdica la sauna supone un momento de reunión social y un respiro después de duras jornadas de trabajo y estrés. De eso sabemos mucho los españoles (por mucho que tengamos fama de lo contrario) y no es de extrañar por tanto que el número de saunas en gimnasios y spas este aumentando notablemente en los últimos años.
También su uso ha aumentado entre deportistas de élite y aficionados. Después de una intensa sesión de entrenamiento, la sauna ayuda a regular el nivel de líquidos del organismo mediante la sudoración. De esta forma además conseguimos liberar toxinas perjudiciales para el organismo. Es por ello importante hidratarse después de una sesión de sauna e incluso reponer fueras comiendo algunos frutos secos ya que la tensión puede bajar bastante.
Relax, desconexión, eliminación de toxinas, hidratación, circulación…Muchos son los beneficios que esconde esa pequeña cabaña de madera. Una sana costumbre que las comunidades del norte no abandonan bajo ningún concepto. Por algo será…