Cuando pensamos en el ‘Hombre Clásico’ se nos viene a la cabeza un hombre que desprende entereza y saber estar por todos sus poros. Un galán sin estridencias, correctamente vestido y correctamente peinado. Un ser de carne y hueso próximo a la perfección. Algunos consiguen tal fin sin apenas esfuerzo (cuestión de genética lo llaman) pero generalmente, detrás de cada individuo hay una serie de cuidados y prácticas que suelen quedar escondidos en la trastienda.
Las cejas, a pesar de ser un punto clave en la estética femenina, han sido territorio inexplorado para el hombre durante siglos (excepto para los antiguos egipcios). En nuestros tiempos es una tendencia eliminar todo el bello corporal como si del enemigo se tratase y esta tendencia ha empujado a muchos a reducir sus cejas a la mínima expresión. El mundo del fútbol ha contribuido a esta deforestación con bastante poco acierto. Ante las dudas de depilar o no depilar y de cómo hacerlo nos vemos en la obligación de poner algo de cordura.
EL cuerpo humano es extremadamente complejo y las diferencias entre unas zonas y otras son casi infinitas. La zona que rodea a los ojos, la que nos interesa en esta ocasión, es quizá una de las más delicadas y sensibles de todo el rostro. Además, los hombres tenemos una menor tolerancia al dolor (aunque nos guste presumir de lo contrario). Por todo esto, y por razones que más adelante analizaremos, es muy poco recomendable depilarse las cejas con cera. Hacerlo sería el equivalente a matar moscas a cañonazos.
El cuidado de nuestras cejas debe resumirse a eso, a un cuidado. No necesitamos formas rectas en nuestra cara que den la impresión que hemos salido de un videojuego o que acabamos de fichar por el Real Madrid. Los mejores cuidados son los que pasan desapercibidos. Para ello simplemente debemos eliminar el bello que crece lejos de nuestras cejas y que rompe con la uniformidad de éstas. Este concepto es un poco abstracto pero es más sencillo de lo que parece. Mantén tu entrecejo despejado y quita los pelos más separados intentando que la ceja se mantenga en densidad y forma.
Para ello lo mejor es usar unas pinzas de depilar o alguna maquinilla eléctrica especifica para repasar contornos (las que tienen punta redonda y pequeña). De esta forma podrás afinar la puntería y evitar hacer algún destrozo del que luego te puedas arrepentir. El mejor momento para hacerlo es siempre después de la ducha, ya que nuestros poros están más abiertos y nos será más fácil y menos doloroso.
Si necesitas algún ejemplo de buenas prácticas en el depilado de las cejas puedes fijarte en Quim Gutierrez o en el mismísimo Jon Kortajarena. Ambos presumen de unas cejas cuidadas sin cruzar la frontera del ridículo. Otros que ya han cruzado esa frontera y nos sirven de mal ejemplo son Cristiano Ronaldo o Sylvester Stallone.
Si no te sientes muy hábil con las pinzas lo mejor es que acudas a un profesional de estética masculina. Sí, masculina. Las mujeres, aun siendo catedráticas en cuanto a depilación se refiere, tienden a aplicar sus gustos y hábitos estéticos sin diferenciar por género y esto no nos conviene en absoluto.