¿Te habías parado a pensarlo de esa forma alguna vez? Durante nuestra vida tendremos varios coches, probablemente vivamos en más de una casa, nuestra agenda de teléfonos nos recordara de vez en cuando que hemos tenido más de una ex, incluso hasta tenemos dos riñones! (cosa que a más de uno no le vendrá mal). Pero por mucho que tengamos dos ojos sólo tendremos una vista desde el día que vemos la luz hasta el día que ésta se apague definitivamente.
Paradójicamente cada vez prestamos menos atención al cuidado de ésta. Nuestros hábitos de ‘ciudadanos 2.0’ nos hacen estar continuamente pegados a una pantalla, ya sea la del ordenador, la del smartphone o la de la omnipresente televisión. Si a todo ello le sumamos un ritmo de vida cada vez más estresante, unas ciudades cada vez más contaminadas y unos hábitos alimenticios cada vez más cuestionados, el resultado no puede ser bueno. ¡Hay muchas costumbres que cambiar y no hay tiempo que perder!
Como decía, y si observáis a vuestro alrededor, pasamos la mayor arte del tiempo que estamos despiertos mirando una pantalla. El uso de ordenadores, por ejemplo, provoca un descenso del ritmo del parpadeo lo que conlleva a un cansancio y un deterioro extra de nuestros ojos. Las pantallas de los smartphones, aunque cada vez más grandes, están dotadas de una resolución mayor lo que disminuye el tamaño del contenido, viéndonos obligados a forzar la vista para leer las letras más pequeñas. Controlar, en la medida de lo posible, el tiempo que dedicamos a estos aparatos es más que recomendable.
La lectura es una práctica buena y extendida. Todos nos dicen desde pequeños que tenemos que leer mucho pero no nos dicen como hacerlo. Para cuidar nuestra vista se recomienda hacerlo al estilo clásico, sobre el papel, o bien en dispositivos de tinta electrónica. Para leer es importante contar con una cantidad de luz suficiente y evitar hacerlo en movimiento (autobús, tren, coche o andando) para no encontrarnos con consecuencias poco agradables como la vista cansada o el mareo.
El tabaco también es un enemigo, tanto para fumadores como para los que están expuestos al humo de otros. El humo del tabaco, al entrar en contacto directo con nuestra retina, acelera el proceso degenerativo de ésta. En Mad Men van a acabar todos con bastón como sigan ese ritmo…
Otros aspectos de nuestra salud general también tienen su peso. Niveles altos de tensión, colesterol o azúcar en sangre pueden atacar nuestra vista desde el interior, incluso derivando en ceguera. Cambiar algunos hábitos alimenticios básicos como sacar de nuestra dieta la bollería industrial, los alimentos grasos y el alcohol puede ser clave para tus ojos.
La luz a la que estamos expuestos también es un factor clave y a tener muy en cuenta. Tanto en verano como en invierno debemos proteger nuestros ojos de los rayos UV mediante el uso de unas gafas de sol adecuadas. De lo contrario podríamos sufrir degeneración macular, y esto no suena nada bien. Además, la exposición prolongada a la luz LED (tan de moda últimamente) puede llegar a ser un problema ya que ésta ocasiona daños en nuestra retina.
Existen otros hábitos poco recomendables pero sin embargo muy habituales. El consumo de Aspirina (la de toda la vida) acelera también el deterioro macular. Frotarse los ojos cuando estamos cansados o estresados es un acto casi inconsciente que puede provocar infecciones y daños en la cornea. Nadar en piscinas sin gafas (como hemos hecho toda la vida) también es dañino para nuestra vista, ya que éstas además de los productos químicos, también contienen sal y residuos de ‘diversa procedencia’ para los que nuestros ojos no están especialmente preparados.
Reconócelo, tu también suspendes como yo en el cuidado de la vista. Quizá a partir de ahora cuidemos de esta como realmente se merece. Porque se lo merece, ¿verdad?