Probablemente haya sido tu padre o algún buen amigo el que te ha dado algún que otro consejo a la hora de vestir elegante. Quizá estos sean auténticos expertos en lo que a trajes se refiere, pero lo más probable es que no. En tal caso, olvida todo lo aprendido. Aquí estamos para renovar tus conocimientos en lo que a llevar bien una americana se refiere.
Te recuerdo que pocas prendas están tan especialmente diseñadas para el hombre. La americana está concebida para ajustarse a nuestra anatomía, realzando nuestro pecho y espalda y estrechando nuestra cintura. Esta puede hacernos parecer ‘más hombres’ o puede destruirnos si no la llevamos de forma correcta. Ahora que el entretiempo deja a un lado al abrigo, es momento de seguir estos sencillos trucos y grabarlos a fuego en nuestra memoria, ya que es muy difícil que cambien.
En líneas generales, la americana debe acoplarse bien a nuestro cuerpo como si fuésemos una percha. En la zona de hombros y espalda no debe haber ningún pliegue ni abultamiento. Tampoco debe quedar tirante de ningún sitio. Debe sentar y asentar de forma perfecta. Para ello debemos poner especial atención a la parte de los hombros. Es en estos donde nace la prenda y las mangas, las cuales deben empezar justo a la altura de la unión entre brazo y hombro. Si partimos de un buen ajuste en los hombros ya tenemos mucho ganado.
El largo de la chaqueta es otro punto importante. Esta debe cubrir la zona del pantalón que corresponde a la bragueta. Más larga da un aspecto propio de décadas atrás, y demasiado corta resulta todavía muy arriesgado en la mayoría de casos. La longitud de la manga debe ser hasta la muñeca, dejando sobresalir la camisa aproximadamente un centímetro.
La americana puede tener una, dos o ninguna abertura en su parte posterior. La abertura doble realza nuestra espalda y nos da un punto de comodidad a la hora de sentarnos o acceder a los bolsillos. Cualquiera de las opciones es valida y depende del gusto de cada uno.
La solapa es un punto importante. Cuanto más liso sea el contorno de esta, más formal será la chaqueta hasta llegar al liso total propio del smoking. El ancho de la solapa debe ir en concordancia con nuestra espalda y lo que queramos destacar. Una solapa estrecha produce el efecto de ensanchar nuestra espalda y viceversa. Por tanto, si queremos destacar o realzar esta parte, esta será nuestra opción preferible.
El cierre de la chaqueta puede ser de uno hasta tres botones. Cuantos menos botones más informal será esta. El más habitual es el cierre de dos botones, el cual debemos llevar siempre con el botón superior abrochado y coincidiendo este con la altura de nuestro ombligo. Las pinzas que enmarcan los botones tienen como funciona ajustar la prenda para que siente perfecta cuando esta cerrada, que debe ser siempre excepto cuando estemos sentados. Si optamos por un ‘tres piezas’ con chaleco entre camisa y corbata, podemos llevar la chaqueta abierta. Es una de las ventajas que ofrece el chaleco además de abrigar y disimular el posible sudor en los meses cálidos.
Para rematar el look de forma impecable, no olvides poner un pañuelo en el bolsillo. El color de este no debe coincidir con el de la corbata. Usa tonos similares o colores que combinen para marcar la diferencia. Por el contrario, si es muy recomendable que el cinturón combine con los zapatos. Elegir el color de estos es sencillo: reserva los zapatos marrones para trajes en gris claro o azul. Los zapatos negros los puedes combinar con cualquier color sin preocuparte.
Por último, recuerda que la postura de nuestro cuerpo es muy importante. Un traje no se lleva igual que un chándal así que estira tu cuerpo, levanta tu barbilla, saca pecho y llévalo con orgullo. La actitud es siempre tu mejor aliada.