Lo queramos o no, las costumbres van cambiando. Quizá podamos salvar la tan bien considerada siesta, pero incluso esta también está en riesgo. La progresiva adaptación a los horarios europeos nos lleva a cuestionarnos si nuestros hábitos a la hora de comer son del todo buenos. Independientemente de lo que hagan los demás, existen unas serie de reglas que debemos respetar si queremos realizar correctamente nuestras comidas.
Estas buenas costumbres se alinean perfectamente con dos de las tendencias que están más en boca de todos en cuanto a horarios se refiere: las horas de sueño y el final de la jornada laboral. Por una parte los estudios apuntan a que debemos dormir un mínimo de 7 horas, siendo recomendable hacerlo hasta 8. Por otra parte existe una necesidad de poder conciliar vida personal y laboral, lo que lleva a impulsar por parte de las organizaciones que el final de la jornada laboral se adelante hasta aproximadamente las 6 de la tarde. Con este nuevo escenario, ¿cuándo y cómo debemos hacer las comidas?
Empezando por el desayuno, este no debe ser necesariamente la comida más importante del día en cuanto a cantidad. El desayuno debe ser completo ya que es la comida encargada de reactivar nuestro organismo después de horas sin comer. Se recomienda esperar unos 30 o 40 minutos después de haberse levantado para comer y, por supuesto, no saltárselo nunca.
A media mañana tenemos una buena oportunidad de cargar pilas. Este almuerzo debe ser aproximadamente 3 horas después del desayuno y 3 horas antes de la comida. En este momento, quizá con más apetito, podemos aprovechar y darle a nuestro organismo una buena ración de toda la energía que va a necesitar a lo largo del día.
La comida debe hacerse entre las 13:00 y las 15:00. Esta es la última comida grande que debemos hacer antes de acostarnos y debe ser lo más completa posible. Retrasar la hora de comer es una de las causas más habituales de sobrepeso, ya que no damos tiempo a nuestro organismo a quemar todo lo ingerido.
La merienda debe seguir las mismas reglas que la comida en cuanto a horario y respetar la distancia de 3 horas entre la comida y la cena. De esta forma llegamos a la siguiente comida con la digestión acabada y sin demasiada hambre. La jornada va llegando a su fin y en este caso debemos hacer una ingesta ligera.
Para cerrar el día tenemos la cena. Esta debe ser bastante ligera pero lo suficiente como para que nuestro cuerpo tenga suficiente energía como para reponerse durante el sueño. Particularmente, esta comida debe ser baja en calorías y hacerse entre las 20:00 y las 21:30 para poder acostarnos así a las 23:00 y respetar las 8 horas de sueño levantándonos sobre las 7:00. Si dilatamos el tiempo que pasa entre la cena y la hora de irnos a dormir es probable que pasemos mala noche o nos despertemos de madrugada con muchísima hambre.
De esta forma, y siempre que nuestras circunstancias nos lo permitan, podríamos levantarnos a las 7:00, desayunar a las 8:00, almorzar a las 11:00, comer a las 14:00, merendar a las 17:00, cenar a las 20:00 e irnos a la cama a las 11:00, cumpliendo así todas las normas y descansando 8 horas. ¿Suena perfecto verdad? Todo es proponérselo…