Cada día somos más y más los que entendemos la cocina como un espacio de realización. Más allá de comer para sobrevivir, cocinar ya significa sólo dar forma a nuestra supervivencia. Debutantes entre fogones (y placas de inducción) se adentran en este complejo mundo con conocimientos menos que básicos sobre la materia. La pasta suele ser uno de los platos estrella entre estas jóvenes promesas pero incluso algo aparentemente tan sencillo tiene sus reglas.
La cocina italiana es una de las más sencillas y más sabrosas. Descartando la pizza, su plato más popular probablemente sea la pasta. Su preparación es muy sencilla y rápida. Además, es un alimento muy nutritivo que acepta casi cualquier ingrediente o salsa. Estamos ante el Di Stefano de la comida (aunque este fuese argentino).
Para preparar un buen plato de pasta sólo hace falta un poco de organización. Lo primero que debemos hacer es cocerla y para ello necesitamos agua caliente. Es interesante calcular bien los tiempos y no preparar la pasta con mucha antelación. El momento ideal para comerla es justo después de cocerse, cuando todavía está caliente y jugosa. No es nada recomendable dejarla en el agua después de cocida ya que se nos pasara (y esto un italiano nunca nos lo perdonaría).
El proceso de cocción es la parte más importante. Para ello simplemente debemos de poner a calentar una cazuela con agua suficiente y sal. En España somos muy dados a echar un chorrito de aceite en el agua por aquello del sabor. No es algo imprescindible pero eso ya lo dejamos al gusto del consumidor. Una vez que el agua comienza a hervir echamos la pasta y dejamos cocer de forma suave removiendo lentamente sobre todo al comienzo. Una cocción rápida y fuerte alteraría las propiedades de la pasta y eso no nos interesa para nada. Recuerda no tapar la cazuela o desataras la tormenta en el interior.
Cuando la pasta este ‘al dente’ la escurrimos. Este punto lo sabremos al probarla, cuando esta no este ni dura ni muy blanda. En caso de cocer pasta rellena podemos usar una espumadera para retirarla del agua. Sobre si aclarar o no la pasta hay muchas teorías. La más extendida no recomienda escurrir la pasta debajo del grifo ya que además de enfriarla la estaremos lavando llevándonos así gran parte de su sabor y la sal que añadimos en la cocción.
Si tenemos que calentar la pasta previamente cocinada de otro día debemos evitar en la medida de lo posible usar el microondas. Si lo hacemos conseguiremos secar la pasta en exceso y dejarla dura. Es más recomendable calentarla suavemente en una cazuela al fuego, removiendo continuamente hasta que este lista.
Como ves, aun aplicando estas pequeñas normas la pasta sigue siendo un plato fácil de preparar ideal para los que se inician en el mundo de la cocina. Además, está buenísima, para que nos vamos a engañar!