Hace ya un par de meses de aquel post donde os invitaba a seguir unas sencillas pautas para conseguir bajar esos kilos que sobran y llegar así a tiempo a la ‘Operación Bermuda’. ¿Lo recuerdas? El plan era bastante sencillo. Solo había que reducir la ingesta diaria de calorías y hacer ejercicios cardiovasculares de forma periódica para conseguir bajar hasta 4 kg en un mes. Si te tomaste en serio el plan estoy seguro de que ahora estarás tumbado en alguna playa con la satisfacción de haber hecho los deberes y luciendo abdominales. Pero, ¿y si no ha sido así?
Si no ha sido así no te preocupes. Mi tenacidad no conoce fronteras y tarde o temprano voy a conseguir que levantes el culo de la tumbona y te pongas en marcha. Además cuento con un grandísimo aliado para conseguirlo: la playa. Y es que es ahí donde seguramente te encuentras en estos momentos en los que media España (y el 90% de Madrid) esta lo más cerca posible del agua.
Y es que la playa además de ser uno de los lugares donde mejor se está, es una de las superficies donde más calorías se consumen al realizar ejercicio pudiendo llegar incluso hasta el doble de gasto energético. El motivo es la resistencia que ofrece la arena blanda, la cual hará trabajar más a nuestros músculos e implicar mayor cantidad de estos en cada ejercicio. Otro de los factores importantes es la cercanía del agua. Esta nos servirá no solo para refrescarnos sino para usarla a la hora de hacer ejercicios de resistencia o nadar. Todo son ventajas y por tanto no caben excusas. Es momento de ponerse el bañador y comenzar el beach fitness.
Para comenzar a mover el cuerpo debes elegir una zona de la playa donde no haya mucha gente y tengas espacio. Aunque el beach fitness es una práctica cada vez más extendida y practicada incluso por famosos, es normal que las primeras veces sientas ligera vergüenza y el tener un poco de ‘intimidad’ puede ayudarte. Por tanto, los mejores momentos para entrenar son a primera y última hora del día, cuando el calor aprieta menos y la playa está más tranquila. Caminar hasta una zona más tranquila te servirá de calentamiento así que no dudes en hacerlo.
Una vez en la playa puedes comenzar corriendo o andando por la orilla a ritmo intenso durante unos 15 minutos. Si optas por correr hazlo siempre con calzado específico para evitar lesiones. Procura hacer recorridos de ida y vuelta para compensar el desequilibrio de la playa, el cual te ayudara a activar más musculatura que corriendo por superficies planas.
Con el cuerpo bien calentito es hora de pasar a algo más complejo. Los burpees son una estupenda forma de subir pulsaciones rápidamente y quemar calorías rápidamente. Además hace trabajar prácticamente la totalidad de músculos principales. Realiza varias series alternando descansos cortos.
Otro buen ejercicio para la playa son los lunges. Consiste en dar zancadas dejando una pierna atrás y llegando casi a tocar la arena con la rodilla. Un buen ejercicio para las piernas y para mejorar la estabilidad.
Estando en la playa y empapados ya de sudor a estas alturas de entrenamiento que mejor que continuar con ejercicios dentro del agua. Caminar por el agua con esta a la altura de la cintura es una buena opción. También puedes sumergirte un poco más y realizar aperturas de piernas y brazos en salto (desde la posición normal hasta formar una cruz con los brazos y las piernas abiertas). Para completar te proponemos series de levantamiento de rodillas en sprint y levantamiento de talones llevándolos hasta el glúteo. ¿Cansado? Lamento decirte que esto no acaba aquí. Ya que estas en el agua que mejor que nadar un rato para relajarte y soltar musculatura. ¿Ves aquella boya de allí lejos? Pues ya sabes lo que tienes que hacer…
Hasta aquí hemos trabajado la parte superior e inferior del cuerpo pero nos queda quizá la más importante: el denominado core o músculos abdominales y lumbares. Estos son de gran importancia para el desarrollo de cualquier actividad deportiva así que debemos mantenerlos fuertes. Para ello hay un ejercicio isométrico muy sencillo pero no por ello menos duro: la plancha. Consiste en tumbarse boca abajo apoyando el peso en la punta de los pies y en los codos, manteniendo siempre el cuerpo recto como una plancha (de ahí su nombre). Aguanta en esta posición 30 segundos y realiza varias series.
Llegados a este punto te has ganado, ahora sí, un buen baño relajante y echarte un rato en la toalla a escuchar las olas del mar romper. No olvides reponer los líquidos que has perdido (venga, te dejo reponerlos en el chiringuito) por el calor y por la humedad que suponen siempre un extra de sudoración. ¿Verdad que este gimnasio te gusta un poco más?
Muy interesante el post, lo intentaré poner en practica 😉